jueves, octubre 26, 2006

Una hora menos el domingo

Tengo miedo y no sé dónde acudir. Es lógico que la gente piense que es absurdo este miedo, creo que es mi inmadurez. El lunes me voy a Asturias con la facultad y no conozco a nadie, ni siquiera viene Bieito. La única información que dispongo es la de que los profesores que nos acompañan irán principalmente a beber sidra y cubatas, que son unos borrachos, que caminan por la montaña más rápido que las liebres y que meten mano a todas las alumnas que pueden. Tengo miedo y más voy a tener allí. No sé qué haré en una aldea perdida entre las montañas, donde seguro que no hay ni cobertura y nieva hasta las orejas. Los minutos pasarán como horas. Los rastafaris fumetas que vengan harán una piña e irán de fiesta cada noche mientras yo sólo desearé estar dentro de mi saco. No sé en qué hora me apunté a esa maldita excursión de pseudos Rodríguez de la Fuente. No estaré el martes, día en que Tribunal me esperaba para sonreir en paz y no volver a celebrar Halloween un año más, con alegría. Y el miércoles, seguro que hubiese sido un gran día de paseos por Madrid.
Esto es una tragedia, sé que no entendereis este horror que me invade. Este pánico. Jamás podré irme de erasmus, pues es esto elevado a la enésima potencia. Nunca debí salir del útero de mi madre.
Siento dejar este testimonio aquí. Tras tanta belleza y armonía. No quiero llamar la atención, pero necesito soltar este miedo. Es absurdo, como si me llevasen al paredón, pero no puedo evitarlo. La vida es absurda, va y no viene. El laberinto del fauno me ha dejado fatal, me imaginaba los sitios a los que iré tan siniestros como los de la película. He sentido mucho miedo. Sergi López será mi profesor.

Gracias, y disculpen.
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